Se esconden después de abrirse por primera vez, que no todavía despiertos, tus ojos. Nada existe ni existirá semejante a despertarse cada día observándolos tímidos, intentando escapar de la luz del día, rebosantes de una felicidad fulgurante...
Uno y ninguno.
Cargo desde hace tiempo con mi rostro pegado al cráneo y mi sombra cosida a los pies, y todavía no he logrado comprender cuál de las dos cosas pesa más. Aunque a veces experimento el impulso irrefrenable de despegármelos, colgarlos en un clavo y quedarme allí, sentado en el suelo, como una marioneta a la cual una mano piadosa ha cortado los hilos...
1 Disquisiciones :
Me encanta leerte :D
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