da igual objetar cuando por tus ojos se es lambido.
Si no consigues colarlos desapercibidos,
juguetearán desinhibidos
y resabidos recaerán desbebidos
porque se sabrán bien recibidos.
Entre tanto, los míos cohibidos
intentarán absorbidos no acabar embebidos
por sus tábidos juicios preconcebidos.
Mientras, mis táctiles dedos cohibidos
a la vez que en tus ojos son circunscribidos,
entre tus pantalón siempre cabidos
léntamente y descenderán sin ser sabidos,
rábidos, intentando no ser apercibidos
hasta encontrar rábidos
tu mórbido y subido libido.
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