Mareas

Esta mañana, un vaivén de muelles me despertó. No fue muy brusco, ni nada que me alterase. Los gritos de aquella chica se harían oír a bastantes metros de la habitación aledaña a la que me encontraba yo. No están en mi cotidianeidad eventos como ese, pero para no ser yo partícipe de ellos, la verdad es que tampoco me incomodaron tanto como podrían haberlo hecho. Pensé que no sería mala hora esa misma de levantarme, pero antes de hacerlo continué escuchando hasta que finalizó toda aquella tormenta de sabe Dios cómo podría yo definirlo. Entonces me vino a la mente una imagen muy clara. Era una especie de sueño tardío, una vez ya despierto. Y en él, yo me situaba inmóvil en la orilla de una playa vacía. El mar llegaba lento. Pero no con las olas, sino con mareas. Tenía que esperar largos periodos de tiempo, para que las heridas que fustigaba el viento en marea baja, quedasen resguardadas bajo el agua. Y así, un día tras otro. Cada vez absorbía mi organismo más sal, tras abandonarme la calma. Y las heridas nunca terminaban de sanar. Lo que era día, cuando el agua subía. Se volvía fría y oscura noche, al marcharse.

1 Disquisiciones :

Javi dijo...

Es precioso aquello que has escrito...
No sé, el mar es mi mayor debilidad...

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